16 de junio de 2011

Visita a la comunidad 9 de Octubre: un pueblo que emerge de las rocas


Ayer, en horas de la tarde, Américo y yo visitamos, y en nombre de la Fundación Alfonso Barrantes Lingán (presidida por nuestro amigo Luís Alberto Lingán Paredes), el A. H. 9 de Octubre, una pequeña comunidad a 15 o 20 minutos de Chosica, cuesta arriba, como abriéndose paso a través de un camino que, por la necesidad, precisó actos propios de exploradores o colonos.

En el bazar Mi Hogar, Chosica
Partimos a las 9:30AM, desde Comas y, tras tomar el trasbordo en Paseo Colón, Lima, arribamos a Chosica a las 12M (15 minutos antes), donde nos encontramos con la Sra. Raquel Arias, quién es la Asistenta Social (h) para el colegio que, desde 1 año atrás, viene funcionando en esta comunidad de escasos 6 años de existencia.

Luego de nuestro encuentro con la Sra. Raquel, con quién Américo mantuvo anticipado contacto en nombre de la fundación, nos dirigimos con ella y su hijo Junior a uno de los establecimientos conocidos por ellos, de donde se adquirió 1 cocina semi-industrial de 3 hornillas, a gas propano y 2 ollas tipo paila, que la fundación donó como parte de su compromiso a colaborar con esta comunidad y, más exactamente, con el colegio, para la implementación de un comedor, mismo que se denominará “Comedor, Dr. Alfonso Barrantes Lingán”.

Con los profesores, madres de familia
y alumnos
El A. H. 9 de Octubre emerge como resultado de una invasión que, como es ya común en nuestro medio, obligó a sus pobladores a buscar tierras donde asentarse y habitar; donde sembrar el futuro de sus hijos e hijas, a quiénes conocimos en la escuela que, como digo líneas arriba, tiene tan solo 1 año de existencia. No bien llegaron a este agreste paraje, los pobladores tuvieron que lidiar con una asociación que, por entonces, pretendía el mismo terreno pero con interés comercial. El terreno que hoy habitan estuvo destinado para un botadero de basura y, eventualmente, hasta un cementerio, lo que nos da una idea de lo distante que debía de estar de la urbana Chosica, aunque el área pertenece más a la jurisdicción de Ricardo Palma, provincia de Huarochirí.

Desde entonces procuraron ser reconocidos por las autoridades competentes y, cuando decidieron establecer una escuela entre ellos (porque la escuela más cercana dista a varios kilómetros de la comunidad, y no hay transporte regular y, el que hay, les resulta oneroso), también tuvieron problemas para que la UGEL los reconociera como una unidad escolar estatal, por lo que optaron por establecerse, y porque la necesidad de instruir a sus hijos urgía, como una unidad escolar o de estudios de carácter privado o particular.

Igual, pero de costado
Cuando llegamos Américo y yo, nos conmovió ver el rostro iluminado por las sonrisas y muestras de bienvenida de los niños y niñas, y adolescentes del colegio, porque el colegio atiende los niveles de inicial, primaria y secundaria, a un aproximado de 50 alumnos. Fuimos conducidos para saludar a los alumnos en sus aulas y, en todas estas, los alumnos reciben no solo la instrucción propia de una regular curricular, sino también principios Cristianos y, tanto es así, que los niños recitan de memoria versículos de la Biblia. Los profesores y profesoras nos expresaron su saludo, y también algunas madres de familia quienes, al igual que los padres, colaboran para el buen desarrollo de la escuela. Todos los miércoles y domingos, los visita el pastor Rómulo, de la Iglesia Cristian Centro Chosica, quién les ministra la Palabra de Dios a estos moradores quiénes, en su mayoría, profesan la fe Cristiana, en Quién confían para el logro de todos sus más inmediatos objetivos.

La escuela está construida, al igual que las moradas de los habitantes, de madera y planchas de triplay y, como lo advirtió Américo, está inclusive en el riesgo de que caigan sobre ésta rocas que penden en lo alto de la ladera de los cerros. Prácticamente tuvieron que obligar a la naturaleza del cerro a ceder a los requerimientos de un área plana donde, según nos comentaron, hasta tuvieron que dinamitar rocas inmensas, para abrirse paso y establecerse. Ellos no cuentan con agua, desagüe y electricidad y, esto, hasta tanto no sean reconocidos en la jurisdicción competente; mientras tanto, cuentan –sí- con una dotación periódica de agua, que la municipalidad de Ricardo Palma les provee a través de camiones cisterna.

Haciendo mis apuntes con Américo
Las sonrisas y apegos de los niños, niñas y adolescentes del colegio, y sus salutaciones y bendiciones fueron gratificantes para Américo y yo. Nuestra plática con algunos moradores de esta comunidad nos permitió esta pequeña nota. Desde este modesto blog de la ASEPECO, dos de sus integrantes: Américo y yo, expresamos nuestros saludos a esta pujante comunidad, A. H. 9 de Octubre y, en particular, a:

Liliana Wong, Presidenta del colegio
Marco Vílchez, habitante del asentamiento y activo colaborador. Tiene a tres hijos en esta escuela.
Violeta Salazar, guardianía
Raquel Arias, Asistenta Social (h)
Junior, hijo de Raquel Arias
Mónica Arias, Directora del colegio

Platicando con la comunidad
En realidad saludamos a todos y cada uno de los moradores del A. H. 9 de Octubre, a los profesores y profesoras, alumnos y alumnas del colegio y colaboradores, por esta muestra de responsabilidad en medio de la adversidad. Si el desprendimiento y la solidaridad fueran más sencillos y naturales de expresarse entre los seres humanos, seguramente no veríamos tanta necesidad en nuestro entorno, o lágrimas y el sollozo de madres que se angustian por sus hijos, o la ansiedad y, muchas veces, el desfallecimiento de padres cuando la suerte les parece esquiva; y lo imposible sería posible.