15 de julio de 2011

Visita al A. H. 9 de Octubre


Una vez más, la Fundación Adolfo Barrantes Lingán se hizo presente ayer, jueves 14 de julio, cumpliendo así con el compromiso de servicio de la fundación a favor de los moradores del A. H. 9 de Octubre, en el distrito de Ricardo Palma y, en esta ocasión, siempre liderados en la persona de Américo R. García Maldonado, tuvimos el alto honor de acompañarle sus incondicionales Raúl y Emilio.

Quedamos en encontrarnos en el establecimiento de nuestro gran amigo Hugo Alberto Román Jara quién, a la sazón, colaboró desinteresadamente en el óptimo desarrollo de este programa de asistencia hacia la comunidad, sin lo cual nos hubiera sido, además de difícil, muy oneroso llevar a la práctica todo lo actuado. Huguito hizo el inmenso favor de, a través de su establecimiento (una tienda muy bien surtida y enclavada en un lugar estratégico a las afueras del Centro de Lima), adquirir los productos alimenticios a precios al por mayor, módicos, que luego trasladamos hacia el A. H. 9 de Octubre, además que también colaboró con parte de la ración de refrigerio que llevamos con nosotros, consistente en una rica chocolatada y su ración de panetón.

De allí, no sin antes recibir de Hugo una dotación de dulce para el camino (él es, por naturaleza, generoso), partimos hacia Chosica (a bordo del Station Wagon último modelo de Raúl), donde nos encontraríamos con Doña Raquel Arias, Asistenta Social (h) de la comunidad. Eran las 9:15 AM, en un día, cierto, muy nublado, propio de la temporada de otoño-invierno de Lima. Salimos, pues, con dirección a Chosica y, por la Vía de Evitamiento, llegamos hasta la entrada de la Carretera Central, por donde enrumbamos hacia nuestro destino. A nuestro paso, divisamos el Hospital Hermilio Valdizán, sobre el lado izquierdo, un importante instituto para la salud mental del Estado y, con un tráfico más o menos complicado, porque las arterias de nuestras calles resultan ya incapaces de soportar un parque automotor en aumento, pasamos por Ñaña, Chaclacayo para, alrededor de las 11:45 AM, arribar a Chosica, donde nos estacionamos en un punto para, desde allí, hacer nuevo contacto con Raquel.

Luego de nuestro contacto y encuentro con Raquel, partimos desde allí a nuestro destino final, a donde llegamos luego de 10 minutos de viaje por trocha. Como en la anterior oportunidad, fue emocionante incursionar a través de una agreste naturaleza que, por causa de la necesidad, tuvo que rendirse a una comunidad de hombres y mujeres que decidieron abrirse paso para hallar un lugar donde morar. En un país donde nuestras autoridades parecieran no tener claras políticas demográficas y de población que, cada vez, se hacen urgentes en razón del incremento poblacional, es desgarrador ver cómo muchos de nuestras gentes como que –prácticamente- optan por recurrir al ulterior recurso de invadir tierras del Estado, a las afueras de Lima donde, como es de esperarse, no aspiran sino una tierra donde habitar tranquilos, aún sin los recursos vitales de toda civilización: el agua, el desagüe, la electricidad; los expendios, un centro de salud, Etc.

Y, tan luego llegamos (propiamente, lo hicimos al colegio), tuvimos que esperar hasta que todos los alumnos fueran instruidos a salir hacia el patio, en un “recreo extraordinario” (en tanto que éste ya se había producido), a causa de nuestra visita, para el reparto de los refrigerios que llevábamos para compartir con todos ellos. Y, como en la anterior ocasión, siempre es emocionante ver el rostro alegre de niños que, con sus cálidas e inocentes sonrisas, y hasta risas, agradecen la colaboración que la Fundación Alfonso Barrantes Lingán viene haciendo con esta comunidad y, en esta ocasión, con los niños del colegio.

Tras el reparto de la dotación de refrigerios, tras muchas ponchadas o toma de fotos, tras nuestro contacto y trato con los niños y niñas, y también adolescentes, del colegio y sus profesores, Américo y comitiva se trasladó a uno de los ambientes del colegio donde, en presencia de Raquel Arias, Asistenta Social (h) de la comunidad y Judith Béjar, secretaria del colegio, hizo entrega –justamente- a Judith una colaboración consistente en $ 200.00 (doscientos dólares americanos), dinero que será el que esta fundación estará entregando a la comunidad mensualmente para ir superando sus inmensas carencias, sumándose de esta manera práctica y humana a su desarrollo. Igualmente, presentamos fotos de momentos en que Américo entrega el dinero a Judith Béjar, en representación de la fundación, y otras que acreditan el acto exitoso de este apoyo que ayer se dio lugar en el colegio del A. H. 9 de Octubre, en presencia de las autoridades del colegio y comunidad, respectivamente.

Eran aproximadas la 1PM cuando, habiendo culminado todo cuanto se tenía que hacer, decidimos despedirnos; lo cual hicimos, enrumbándonos pista a bajo, a través de una trocha regularmente accidentada que, según nos refirió una de los moradores de esta comunidad, tienen que transitar a pie todos los días y que, solamente, cuando trasladan sus víveres, mismos que adquieren para toda una semana y, quizá, toda una quincena o mes, es que utilizan el pintoresco transporte de los taxi motos que, tan solo desde la curva, último paradero de una línea de buses, les cobra no menos de S/. 4.00 por persona y, desde Chosica, S/. 7 u 8 soles, por tan solo escasos 10 minutos de viaje (a partir de las 12PM o media noche, el costo se eleva a los S/. 12.00), en un paraje de la vida donde el balón de gas, el más módico, está a S/. 33.00, cuando en Lima está a S/. 27.00, lo que obliga, en muchas de las veces, que las gentes recurran a la leña o el carbón para la cocción de sus alimentos.

A lo largo de la Carretera Central, despidiéndonos ya de Chaclacayo, detuvimos nuestra marcha para refrigerarnos y, desde allí, ya recuperados, partimos hacia Lima.

Una vez más, agradecemos a Dios por este privilegio de calzar los zapatos de tan honrosa misión que la Fundación Alfonso Barrantes Ligán viene llevando a favor de, como en este caso, comunidades con escasos recursos e inmensas necesidades pero que, en medio de estas carencias, tienen lo que muchos quienes, con mucho dinero, no parecieran tener: fe y esperanza; y quienes hemos tenido, repito, el alto honor de acompañar a Américo, como representante de esta fundación, cada vez volvemos con una dotación enorme de lección en este sentido, por lo cual estamos más que gratificados.


Américo, Raquel, Raúl y Emilio

El derecho al cariño de todo niño


Caritas felices que contagian felicidad

Levantando brazos en señal de gratitud


Ordenados recibiendo el refrigerio

Ordenando una fila


"Gracias Programa Alfonso Barrantes Lingán"

En pleno reparto


¡Urra! ¡Muchas gracias!

Frontis de uno de los ambientes


Frontis de unos de los ambientes

Raquel brazo en alto despidiéndonos

Para ver más fotos, ir a nuestro album en Picasa: 14.07.11 Visita al A. H. 9 de Octubre y su gente: en el colegio